jueves, 14 de mayo de 2009



Los poetas no estamos muertos,
aunque, a veces, no somos nada...
nada más que una consulta psiquiátrica
de millones de palabras,
que pintan en nuestra mente,
caen a la tierra
y dibujan en papel...
a veces, míseras bocas
que eligen cambiar silencio...
por puntos suspensivos...
a veces...
moldeables vidas al antojo
de cualquier nostalgia o trago de vino,
hilvanadores de mil razones,
perros verdes y de todos los colores,
amantes de pluma y nube,
de lluvia y luna...
de juntar manos y sentarnos a la espera
somos...
lo que nadie conoce,
lo que nadie teme,
los que intentamos traer a la vida
y los que nos la llevaremos...
contamos y descontamos,
sumamos y cosemos...
a veces...
sobramos...
abyectos trasegadores de corazones de ramas,
orgasmos en cada beso del primer verso... putas al antojo de la musa del viento,
semblantes melancólicos y alegres... de navajeros
bufones, marionetas de una sola alma
que busca mil almas,
sin llamas, a fuego lento
buscando siempre para cada momento
ese verso...
que no llega y que nos espera
siempre en nuestra idílica primavera...



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