Podría hacer
(te)
mil poemas
y millones de versos sin un orden.
Podría dar
(te)
millones de besos sin final
y sin que esos ojos me digan que los robe.
Podría romper
(te)
mil esquemas que quieren desgajar
(te)
sin que
(te)
aprisionen cuando duermes.
Podría soñar
(te)
y despertar sin sentido
corriendo para ver (te)
y volver a encenderme.
Podría decir
(te)
que “la libertad es tener (te) enfrente”
y otra vez (te) sonaría a igual.
Mientras, sigue risueña y radiante,
que no hace falta que (te) diga nada
si lo que haré
será quedarme mudo de amor
y con una sonrisa para mirar (te).
Que no hace falta que (te) diga nada,
gitana,
que no sepas ya.
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